6 de abril


Cada vez que llego a este punto,
a unos pasos de encontrarnos,
mi cuerpo desacelera intencionalmente.

Soy de las que todo lo organiza,
entonces pienso en lo que quiero decirte,
si podría apuntarlo lo haría.

Evito demostrarme débil,
así que oculto bajo los lentes oscuros,
algún gesto o lágrima que me delate.

Siempre una bocanada de aire para regularme,
y pasos lentos para controlar mi arritmia.

Esta vez, no fue así,
estoy tratando de desanudar mi vida.

Me cansé de aparentar firmeza,
de controlar las ganas de llorar,
quiero que sepas que me haces falta,
y que te voy a extrañar,
lo que me quede de vida.

Como la canción de Lerner, "Si nos veremos arriba ..."

Esta vez todos,
era como ir a una fiesta, 
en el sentido del encuentro.

Yo caminando de la mano de tú nieta,
ella a sus seis años saltaba de alegría,
llevando las flores para la abuelita.

Tus nietos corrían emocionados,
mis hermanos cubiertos por sus respectivas parejas,
y papá con su andar lento y reflexivo.

Me dolía la ausencia de mi hijo,
supongo que lo sabes.

A unos pasos de verte...

Libre albedrío a mis acciones,
y libertad a mis emociones.

Me llené de cada gesto, 
del lenguaje de amor en cada uno,
de esas lágrimas compartidas,
del respeto de los pequeños,
y del valor de los compañeros.

Incluso hemos cantado,
esta vez decidí dejarme llevar y ser feliz.

Son trece años sin ti pero contigo.

Te quiero agradecer,
por estar con nosotros este sábado,
en cada anécdota que compartimos, 
en la paz que sentimos después de tanto tiempo.

Por llenarnos el corazón con tú amor,
vives en cada uno de nosotros,
y cada vez que los pequeños te mencionan
con emoción.

Tú vives en cada flor,
en cada aroma a café por las mañanas,
en aquellas canciones que a veces escucho,
y en esa fuerza que me heredaste.

Te amo mamita.




Chachi.

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