De nuevo Abril.

Mi corazón no conoce de tiempo, 
pero si de valor,
no mide los días que pasaron, 
sino las veces que eligió quedarse en pie.

365 noches,
y en muchas de ellas el deseo del pasado.

Sin embargo,
en mi escala de valores,
perturbar un espacio que ya no me pertenece,
sin un mensaje claro por ofrecer, 
sería faltarle al respeto a mi sentir.

Por ti y por mi.

Vuelves como una sombra,
como una silueta al que reconozco por las formas.

Igual de muda,
como un cíclope,
temblando desde su esquina,
sin el coraje,
sin la voluntad que tanto conozco.

El tiempo no pasó por ti
y no hablo desde lo físico...

Lo que no entiendes,
es que una sombra es una imagen oscura,
y su belleza se basa en la lealtad a cada paso,
ella no se aparta es inherente a ti.

Y tú,
vuelves como un cadáver,
como un ánima,
que recorre por última vez sus pasos.

Yo no soy el resto de tu resto,
ni tu resta, 
ni tú memoria.

Ni aquella que llamas de madrugada,
ni el eco que calma tus culpas,
cuando el silencio pesa.

Yo soy la vida, "mi vida".

Y mi nombre compuesto,
es para mencionarlo en mi presencia,
no en mi ausencia.

Soy aquella que avanzó sobre tu silencio,
con la esperanza convertida en dolor,
sin aferrarse a la agonía de lo nuestro.

Soy la piel que ya no recuerda tus huellas,
ni se eriza al pensarte,
(así lo pensé),
hasta que volví a sentirte cerca.

¿Has vuelto para darte el gusto o
para confirmar mi debilidad ante ti?.

Aplausos por cuidar a tú corazón, 
toda acción empieza por uno,
sin olvidar que hay corazones que nos rodean.

Soy la voz que aprendió a decir "Basta" 
y no tiembla,
porque la que fue tuya,
murió desde hace mucho.

El tiempo es un gran maestro,
y me devuelve una última escena para terminar
de cerrar la puerta.

Acceder a verte no fue una debilidad, es una lección.

Me enseña desde el error, que me motiva a la acción.

El valor que tú me das no me define.

Esto no es un reproche,
la poesía es mi verdad,
y este mi espacio donde el ego,
es una palabra que no se encuentra en mi vocabulario.

Trasciendo de la culpa al aprendizaje.

Y me libero con un grito de amor desde mi centro.

Centro en el que siento latir a mi corazón,
y es tan enorme,
que termino este poema esbozando una sonrisa.


Charo.

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