Confesionario

Soy tú  invitada del fin de semana,
la bitácora en la que dejas tus bocetos,
los versos enredados que le ofrendas,
a quien no merece ni una onomatopeya.

Eres el hada de metro y medio,
revoloteando a mi alrededor,
contándome historias de princesas,
y castillos ...

... que son tan frágiles,
que se derrumban con un suspiro.

Cantamos juntas el final de un cuento,
y yo te hago los coros...

Mientras usas mi espacio,
a manera de partitura,
en la que un do, re, mi,
se convierte en un relato policial,
de la sección de homicidios.

Los domingos están hechos,
para compartir en familia e ir a misa, 
dicen.

Hoy (Domingo)
mi blog será tu diario,
y tú mi familia .

La eucaristía,
se completa con un "por mi culpa",
que se exclama con nostalgia,
y en la boca un canapé a manera de hostia.

Yo detrás tuyo,
esperando mi turno,
y en la mano derecha,
la copa de vino que le robé a la ceremonia.

Gracias por tres,
y la paz esté con ustedes.

El placebo de escribir,
cada uno de tus pecados en mi espacio,
soy el cura que te absuelve y no te lee.

No hay ninguna penitencia,
somos agnósticas y la vida no absuelve,
te la cobra a diario.

Amén.

 

Clementine .

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