Ellas.

Entre mis manos sus corazones,
los sostengo un instante por ellas,
para aliviar el peso de sus tristezas.

Cada una tiene un relato distinto,
pero el dolor es el mismo.

Quisiera ofrecerles la palabra adecuada
que sirva como un bálsamo,
pero en mi diccionario no se encuentra.

Ofrezco mis brazos como soporte
y mi mente despejada como un filtro.

Mi tiempo,
el interés y mi atención sin medida.

Del llanto a la risa y de la risa al llanto.

Todo en 360°
porque así gira el mundo.

Está alineación de tristezas,
parece una confabulación planetaria,
que no es de este mundo,
pero lo es.

Dicen que las penas que se comparten
son menos penas
y las alegrías compartidas, 
son más alegrías.

En estos últimos días
con ellas nos hemos repartido el peso,
y nos alentamos desde el amor y el valor.

Que nunca falte una copa de vino
y esa llamada que nos salve.

Tú por mi ...


Clementine.

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